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Ser homosexual en el país de Ahmadineyad
Gays iraníes relatan la dureza de vivir en un régimen que niega su existencia y que mantiene la pena de muerte para los 'desviados'
ÁNGELES ESPINOSA (El País, Teherán - 30/09/2007)
"Entonces, ¿yo no existo?", exclama incrédulo M., un gay acomodado de Teherán ante la afirmación de que "en Irán no tenemos homosexuales" pronunciada por el presidente, Mahmud Ahmadineyad, en la Universidad de Columbia el pasado lunes. "Lo que debiera hacer es informarse antes de hablar para no meter la pata como con el Holocausto", añade Taha, de los pocos gays iraníes que ha aceptado hablar con este diario. La discreción es la norma de supervivencia en un Estado cuyo código penal establece la pena de muerte para quien mantiene relaciones homosexuales. Algo que también ocurre en países aliados de EE UU como Pakistán, Arabia Saudí o Yemen.
"Ahmadineyad sólo tiene que darse una vuelta cualquier tarde-noche por el parque Daneshju para descubrir que en su país sí que hay homosexuales", sugiere un estudiante universitario. El Daneshju es uno de los típicos lugares de encuentro gay de Teherán. Quizá el más democrático. A diferencia del centro comercial Jam-e Jam, donde el ambiente pijo hace que sus camisetas ceñidas y sus cejas arregladas pasen desapercibidas, en el parque confluyen chicos tanto del norte rico como del sur más modesto. A menos que alguno se muestre extremadamente cariñoso, la policía no suele intervenir.
Como en el caso de los heterosexuales, la República islámica considera inmoral cualquier muestra pública de afecto. De acuerdo con la moral que institucionalizó la revolución islámica de 1979, toda relación fuera del matrimonio heterosexual es ilícita y punible.
"En tanto que homosexuales no tenemos muchos problemas con las autoridades", asegura Taha (nombre supuesto). Este joven de 21 años, que da clases en una academia en Arak, la populosa ciudad industrial en la que Irán está construyendo un reactor nuclear, se refiere a problemas distintos de los del resto de los iraníes.
"Incluso a veces es una ventaja", bromea en referencia a que no tienen que justificar estar junto con su pareja como en el caso de los heterosexuales. También cuando celebran fiestas: "Como no hay mujeres, la policía no se mete tanto con nosotros, a no ser que sean multitudinarias", admite. "Si nos reunimos más de 100 temen que se pueda difundir la enfermedad".
Curiosamente, aunque esa relación se ha practicado tradicionalmente, en persa no ha existido una palabra para definir la homosexualidad hasta el siglo XX.
A Taha no le gusta el término hamjensbaz, que empleó su presidente. "Es despectivo", dice en referencia al neologismo que literalmente significa "jugar con el mismo sexo". Él se refiere a sí mismo como gerá, apócope de hamjensgerá (inclinación por el mismo sexo).
El desprecio es algo a lo que los homosexuales iraníes están acostumbrados. Desprecio, indiferencia, o mirar hacia otro lado como ha hecho Ahmadineyad. "Los iraníes son cerrados respecto a este tema. No se puede hablar libremente", señala Taha. Ni siquiera con la familia más cercana.
"El 80% no lo acepta", asegura este joven. "Yo tengo una familia educada, pero aún no se lo he dicho a mi padre porque incluso la minoría que llega a aceptarlo, lo considera un castigo. Creo que en dos o tres generaciones se habrá superado. De hecho, entre la gente de mi edad no hay problema".
Por ahora, sin embargo, impera la idea de que la homosexualidad es una enfermedad. De hecho, previo certificado médico, quienes se declaran gays quedan exentos del servicio militar. "Es cierto que puedes librarte de la mili, pero ni yo ni la mayoría de mis amigos lo hemos hecho porque luego en la cartilla marca como causa el artículo 29 y todo el mundo sabe de qué se trata", explica Taha. "Eso hace imposible encontrar empleo".
De momento, Taha ha decidido vivir sin pareja. "Me gustaría llegar a ser diputado del Parlamento, pero quiero empezar desde la política local", confía convencido de que sólo desde adentro se pueden cambiar las cosas. Ello le obliga a ser exquisitamente cuidadoso en su comportamiento. Debe evitar verse implicado en incidentes como el que la pasada primavera terminó con Farsad y Farnam, dos jóvenes que celebraban con un grupo de amigos su decisión de irse a vivir juntos, en comisaría.
La policía irrumpió en la fiesta y todos los asistentes terminaron bajo el látigo del verdugo. Su historia y las huellas de los 80 azotes por "relación impropia" que recibieron pueden verse en la página web de la Organización Gay Iraní (www.irqo.net), que tiene su sede en Estados Unidos. Hoy los dos amigos han salido de Irán a la espera de encontrar un país de acogida. Pero su calvario no fue muy distinto del que sufren los jóvenes heterosexuales cuando son descubiertos bailando o bebiendo alcohol en alguna fiesta privada.
Como en el caso de las ejecuciones a homosexuales que periódicamente denuncian las organizaciones internacionales de derechos humanos, resulta difícil probar que a Farsad y Farnam les azotaron por ser gays. "No ejecutan a homosexuales sino a violadores, y yo estoy de acuerdo", defiende Taha.
"Hay que tomar con cierta distancia los informes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch [sobre la homosexualidad en Irán]", advierte un diplomático europeo que acaba de elaborar un escrito sobre el asunto para su Gobierno. La reciente actualización del documento de la UE sobre derechos humanos en Irán concluye que "no hay persecución de homosexuales, aunque sigue siendo un tabú social", la ley prevé las máximas penas y el presidente ni siquiera acepta que existan.
Ser homosexual en el país de Ahmadineyad
Gays iraníes relatan la dureza de vivir en un régimen que niega su existencia y que mantiene la pena de muerte para los 'desviados'
ÁNGELES ESPINOSA (El País, Teherán - 30/09/2007)
"Entonces, ¿yo no existo?", exclama incrédulo M., un gay acomodado de Teherán ante la afirmación de que "en Irán no tenemos homosexuales" pronunciada por el presidente, Mahmud Ahmadineyad, en la Universidad de Columbia el pasado lunes. "Lo que debiera hacer es informarse antes de hablar para no meter la pata como con el Holocausto", añade Taha, de los pocos gays iraníes que ha aceptado hablar con este diario. La discreción es la norma de supervivencia en un Estado cuyo código penal establece la pena de muerte para quien mantiene relaciones homosexuales. Algo que también ocurre en países aliados de EE UU como Pakistán, Arabia Saudí o Yemen.
"Ahmadineyad sólo tiene que darse una vuelta cualquier tarde-noche por el parque Daneshju para descubrir que en su país sí que hay homosexuales", sugiere un estudiante universitario. El Daneshju es uno de los típicos lugares de encuentro gay de Teherán. Quizá el más democrático. A diferencia del centro comercial Jam-e Jam, donde el ambiente pijo hace que sus camisetas ceñidas y sus cejas arregladas pasen desapercibidas, en el parque confluyen chicos tanto del norte rico como del sur más modesto. A menos que alguno se muestre extremadamente cariñoso, la policía no suele intervenir.
Como en el caso de los heterosexuales, la República islámica considera inmoral cualquier muestra pública de afecto. De acuerdo con la moral que institucionalizó la revolución islámica de 1979, toda relación fuera del matrimonio heterosexual es ilícita y punible.
"En tanto que homosexuales no tenemos muchos problemas con las autoridades", asegura Taha (nombre supuesto). Este joven de 21 años, que da clases en una academia en Arak, la populosa ciudad industrial en la que Irán está construyendo un reactor nuclear, se refiere a problemas distintos de los del resto de los iraníes.
"Incluso a veces es una ventaja", bromea en referencia a que no tienen que justificar estar junto con su pareja como en el caso de los heterosexuales. También cuando celebran fiestas: "Como no hay mujeres, la policía no se mete tanto con nosotros, a no ser que sean multitudinarias", admite. "Si nos reunimos más de 100 temen que se pueda difundir la enfermedad".
Curiosamente, aunque esa relación se ha practicado tradicionalmente, en persa no ha existido una palabra para definir la homosexualidad hasta el siglo XX.
A Taha no le gusta el término hamjensbaz, que empleó su presidente. "Es despectivo", dice en referencia al neologismo que literalmente significa "jugar con el mismo sexo". Él se refiere a sí mismo como gerá, apócope de hamjensgerá (inclinación por el mismo sexo).
El desprecio es algo a lo que los homosexuales iraníes están acostumbrados. Desprecio, indiferencia, o mirar hacia otro lado como ha hecho Ahmadineyad. "Los iraníes son cerrados respecto a este tema. No se puede hablar libremente", señala Taha. Ni siquiera con la familia más cercana.
"El 80% no lo acepta", asegura este joven. "Yo tengo una familia educada, pero aún no se lo he dicho a mi padre porque incluso la minoría que llega a aceptarlo, lo considera un castigo. Creo que en dos o tres generaciones se habrá superado. De hecho, entre la gente de mi edad no hay problema".
Por ahora, sin embargo, impera la idea de que la homosexualidad es una enfermedad. De hecho, previo certificado médico, quienes se declaran gays quedan exentos del servicio militar. "Es cierto que puedes librarte de la mili, pero ni yo ni la mayoría de mis amigos lo hemos hecho porque luego en la cartilla marca como causa el artículo 29 y todo el mundo sabe de qué se trata", explica Taha. "Eso hace imposible encontrar empleo".
De momento, Taha ha decidido vivir sin pareja. "Me gustaría llegar a ser diputado del Parlamento, pero quiero empezar desde la política local", confía convencido de que sólo desde adentro se pueden cambiar las cosas. Ello le obliga a ser exquisitamente cuidadoso en su comportamiento. Debe evitar verse implicado en incidentes como el que la pasada primavera terminó con Farsad y Farnam, dos jóvenes que celebraban con un grupo de amigos su decisión de irse a vivir juntos, en comisaría.
La policía irrumpió en la fiesta y todos los asistentes terminaron bajo el látigo del verdugo. Su historia y las huellas de los 80 azotes por "relación impropia" que recibieron pueden verse en la página web de la Organización Gay Iraní (www.irqo.net), que tiene su sede en Estados Unidos. Hoy los dos amigos han salido de Irán a la espera de encontrar un país de acogida. Pero su calvario no fue muy distinto del que sufren los jóvenes heterosexuales cuando son descubiertos bailando o bebiendo alcohol en alguna fiesta privada.
Como en el caso de las ejecuciones a homosexuales que periódicamente denuncian las organizaciones internacionales de derechos humanos, resulta difícil probar que a Farsad y Farnam les azotaron por ser gays. "No ejecutan a homosexuales sino a violadores, y yo estoy de acuerdo", defiende Taha.
"Hay que tomar con cierta distancia los informes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch [sobre la homosexualidad en Irán]", advierte un diplomático europeo que acaba de elaborar un escrito sobre el asunto para su Gobierno. La reciente actualización del documento de la UE sobre derechos humanos en Irán concluye que "no hay persecución de homosexuales, aunque sigue siendo un tabú social", la ley prevé las máximas penas y el presidente ni siquiera acepta que existan.
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Un delito difícil de probar
Un delito difícil de probar
La homosexualidad no se castiga en Irán... si se autorreprime. "Es la práctica lo que se castiga", explica un observador que ha estudiado la jurisprudencia al respecto. De acuerdo con las leyes iraníes, si no hay relación, no hay pena. Pero incluso cuando la hay, no es fácil probarlo. El Código Penal, basado en la sharia (ley islámica), exige que los implicados -adultos, en pleno uso de sus facultades y que hayan consentido en el acto- "confiesen cuatro veces ante el juez" o, en su defecto, exista el testimonio de "al menos cuatro hombres justos que lo hayan observado"."Desde el advenimiento de la revolución islámica, no recuerdo ninguna ejecución de homosexuales debida sólo a un acto sexual consentido; ha habido ejecuciones, pero atribuidas a violaciones anales", declaró el año pasado alguien tan poco sospechosa de connivencia con el régimen como la premio Nobel Shirín Ebadi. Tampoco desde entonces se han registrado ejecuciones de homosexuales.¿Y los dos jóvenes colgados de una grúa en el verano de 2005? Sus imágenes dieron la vuelta al mundo ante la movilización de las organizaciones internacionales de derechos humanos. Más allá de la repulsa que merezca la pena de muerte y de la gravedad añadida de que uno de ellos fuera menor cuando sucedieron los hechos que se le imputaron, Mahmud Asgari y Ayaz Marhoni fueron condenados por violar a un niño de 13 años.Un repaso a las ejecuciones de homosexuales denunciadas en los últimos años revela que en todos los casos los reos estaban acusados de otros delitos (violación, asesinato, narcotráfico).
1 σχόλιο:
Ανέχονται αλλαγή φύλου, απορρίπτουν ομοφυλοφιλία
The Guardian (Καθημερινή 27/9/2007)
Οταν ο Ιρανός πρόεδρος Μαχμούντ Αχμεντινετζάντ δήλωσε στη Νέα Υόρκη ότι δεν υπάρχουν ομοφυλόφιλοι στο Ιράν μπορεί να εξέφραζε ευσεβείς πόθους. Ενώ ο Αχμεντινετζάντ μπορεί να θέλει να πιστεύει ότι η ισλαμική του κοινωνία αποτελείται αποκλειστικά από ετεροφυλόφιλους, το παράδοξο είναι ότι η αλλαγή φύλου γίνεται ανεκτή και ενθαρρύνεται υπό το ιρανικό θεοκρατικό σύστημα.
Σύμφωνα με τις επίσημες στατιστικές, 15.000 ώς 20.000 άτομα έχουν αλλάξει φύλο στο Ιράν, ενώ σύμφωνα με ανεπίσημες εκτιμήσεις φθάνουν τα 150.000. Στο Ιράν γίνονται περισσότερες εγχειρήσεις αλλαγής φύλου απ’ οπουδήποτε αλλού, πλην της Ταϊλάνδης. Οι αλλαγές φύλου νομιμοποιήθηκαν με φετβά (θρησκευτικό διάταγμα) που εξέδωσε πριν από σχεδόν 25 χρόνια ο Αγιατολάχ Χομεϊνί, ο πνευματικός ηγέτης της ισλαμικής επανάστασης. Ενώ η ομοφυλοφιλία θεωρείται αμαρτία, η επιθυμία αλλαγής φύλου θεωρείται ασθένεια που έχει θεραπεία.
Μάλιστα, η κρατική βοήθεια προς όσους επιθυμούν να αλλάξουν φύλο έχει αυξηθεί επί των ημερών του Αχμεντινετζάντ. Η κυβέρνησή του άρχισε να προσφέρει επιδόματα 3.000 ευρώ για τις εγχειρήσεις και άλλα επιδόματα για ορμονοθεραπείες. Επίσης, δίνει δάνεια 3.500 ευρώ σε όσους έχουν κάνει εγχείρηση για να ανοίξουν επιχειρήσεις. Η Μάριαμ Χατούμ Μοκάρα, επικεφαλής της μεγαλύτερης ένωσης Ιρανών τρανσέξουαλ, λέει ότι πολλοί από αυτούς που αλλάζουν φύλο είναι απλώς ομοφυλόφιλοι. «Η αλλαγή φύλου είναι καταστροφή. Αλλά αν κανείς θέλει να πάει στο πανεπιστήμιο, να έχει μέλλον και να ζήσει σαν όλους τους άλλους πρέπει να κάνει την εγχείρηση» λέει.
Τη Δευτέρα, στο πανεπιστήμιο Κολούμπια της Νέας Υόρκης, ο Αχμεντινετζάντ είπε σε κάποιον που τον κατηγόρησε για τις εκτελέσεις ομοφυλοφίλων στο Ιράν. «Στο Ιράν δεν έχουμε ομοφυλόφιλους όπως στη χώρα σας. Δεν υπάρχει αυτό το φαινόμενο. Δεν ξέρω ποιος σας είπε ότι υπάρχει».
Ο ισχυρισμός του προέδρου εξέπληξε Ιρανούς νομικούς, που επισημαίνουν ότι ο ισλαμικός ποινικός κώδικας της χώρας προβλέπει δρακόντειες ποινές για την ομοφυλοφιλία τόσο των ανδρών όσο και των γυναικών. Επίσης, εξόργισε τους ξένους ακτιβιστές υπέρ των δικαιωμάτων των ομοφυλοφίλων, που έχουν καταγράψει πολυάριθμες εκτελέσεις καταδικασμένων για «σοδομισμό». Τον Ιούλιο, όταν οι αρχές ανήγγειλαν την εκτέλεση 12 κρατουμένων στη φυλακή Εβίν της Τεχεράνης, είπαν ότι μεταξύ τους βρίσκονται διάφοροι «σοδομιστές». Οι ακτιβιστές ισχυρίζονται ότι το καλοκαίρι έγινε πογκρόμ ομοφυλόφιλων ανδρών και ότι πολλοί κατέληξαν στην κρεμάλα, χωρίς όμως οι πληροφορίες αυτές να μπορούν να επιβεβαιωθούν.
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