18.5.07

Η ΟΠΕΡΑ ΣΤΑ ΡΟΖ

La Opera en Rosa
Estrella Casta que argenta / Estas sagradas plantas antiguas / A nosotros Usted se vuelve la semejanza de lo bello / Sin la nube y sin el velo / la Estrella Casta... / Templando la estrella o / Templándolo de el corazón ardiente / Todavía Templando el celo audaz / la Estrella Casta... / Y sin el velo / - Casta Diva de la Ópera Norma de Vincenzzo Bellini -
Juana la Loca (ekindumagazine.com)
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Casta diva che inargenti/ Queste sacre antiche piante/ A noi volgi il bel sembiante/ Senza nube e senza vel/ Casta diva.../ Tempra o diva/ Tempra tu de’ corti ardenti/ Tempra ancora lo zelo audace/ Casta diva.../ E senza vel/ .... Ejem, ejem...bueno ¡Que les pareció mi Aria de Casta Diva! ¿A poco no canto rete chulo? Pues bueno; por estas fechas empezarán ya algunas amigas a mostrarse inquietas por los numerosos Festivales o las Temporadas de Ópera que existen por lo largo y ancho...del país. No faltará aquella que empiece a toser como tísica para homenajear a La Traviata o a portarse fríamente con el marido cual Turandot. Este año parece ser prometedor, aunque muchos recordaremos puestas ¡Extraordinarias! ¡Únicas! Y lamentaremos la falta de un José Antonio Alcaraz –su ultima puesta La Mulata de Córdoba- o aquella pareja homo que fue tan evidente en Wozzek de Alban Berg
¿Quien lo dijera? A finales del prìismo CONACULTA nos ofrecería una pieza del genio de Alban Berg con una lectura homosexual dentro de escena ¡Que cosas se ven hoy! Pero Nuestra, Vuestra y ¡Suya! Bueno, esta Gordita les quiere dar un pequeño recorrido a uno de las bellas artes; más completas y favorecidas por las “jotas clásicas”: La Ópera ha sido tradicionalmente uno de los lugares de reunión de las jotas cultas, en este rubro el Metropolitan de Nueva York fue único y tal fue el comportamiento del público que dio lugar a un clamor homofóbico por parte de la crítica seria, que pensaba que Wagner no podía utilizarse como excusa para el ligue y mucho menos el ligue homosexual.
Pero ¿por qué nos gusta tanto la Ópera?, es la pregunta de algunas; que se imaginan mujeres gordas y chichonas, cincuentonas con casco de cuernos en la cabeza gritando como si estuvieran ahorcándolas y que son presentadas como la quinta esencia de adolescentes virginales. Pues bien aparte de lo bella que puede ser una interpretación de La Flauta Mágica, Norma, Lulú, Tristán e Isolda para otros no deja de pasar inadvertido el exhibicionismo, el exceso melodramático o lo improbable de las tramas. Maria Callas es la Diva Gay de la Ópera por su feminidad hecha de intensidad e histeria que superaba a la vida real. Doña Juana recuerda que muchas de sus amigas de la tercera edad se sentían identificadas con los personajes de la Ópera porque al igual que las protagonistas “amaban contra toda posibilidad de éxito” ¡Que una es una trivial! Bueno, tal vez un poco...pero a poco uno puede ser completamente serio al disfrutar un momento tan bello como estos.
De antemano uno puede saber si el galán en turno de veras es el millonario y viajado experimentado; tan sólo invítenlo y notarán cuando alguien es puro postín o de plano fue y esta educado para ello. Pero lejos de la intelectualidad dura, el carácter serio, elitista y canónico habremos de notar que en la opera se funden profundidad y parodia pues tanto sufrimiento tanta solemnidad son imposibles en la vida diaria Es bien sabido que la primera impresión jamás se olvida y que uno puede volverse fóbico o fìlico al “bel canto” tras el primer encuentro. Hoy en día existen mejores y mayores posibilidades ya que algunos teatros como Bellas Artes tienen pantalla para que uno sepa lo que los cantantes están diciendo; ya con eso uno tiene bastante para entender la trama. Además los programas de mano son buenísimos no sólo para darnos una idea de lo que iremos a ver sino también de algunos por menores o anécdotas alrededor de la obra.
Para aquellas que nunca han ido a una; les recomienda empezar por zarzuelas u operetas como entrenamiento como El Murciélago que es muy divertida y parece una comedia de enredos; claro que no esta de más prevenirlos que en La Ópera no existe lógica alguna por lo que no faltará que el sentimiento más convencional alcance dignidad a través de la música y donde una soprano paquidérmica puede ser la frágil Salomé. Entretenerse en adornos vocales cuando uno esta herido de muerte es risible en el mundo que conocemos, pero para el espectador de ópera es una fuente de placer en la que no hay un ápice de ironía. Los personajes y las situaciones homosexuales no abundan en las tramas de la ópera. De hecho, hasta bien entrado el siglo XX las voces marginales apenas eran escuchadas en el discurso operístico, que incluso en la época en la que era un arte puramente popular tenía como protagonistas personajes poderosos o aristocráticos y presentaba amores bugas convencionales a menudo contrariados por un destino adverso.
Pero, esto no significa que nunca haya habido insinuaciones o juegos con la identidad sexual. Dos óperas de Mozart Il Re Pastore (1775, sobre Alejandro Magno) y La clemencia de Tito (1791) sobre el emperador romano del mismo nombre, se inspiran en personajes históricos reconocidos por su homosexualidad. Si bien su orientación no se trata explícitamente, ambos permanecen solos al final, mientras que los amantes heterosexuales quedan emparejados, un caso de silenciamiento que se deja oír; estas no son las únicas obras de Mozart con cierto aire homo; también esta una comedia llamada Apollo et Hyacinthus en cristiano quiere decir: Apolo y Jacinto que eran nueve intermedios para ser representados con la ópera de Wild Clementina Croesi repuesta en Londres por allá de 1955. Durante el siglo XVIII fue la época dorada de los castratti; ante la imposibilidad de que una mujer subiera al escenario, niños con extraordinaria voz eran castrados para conservar la exquisitez de su canto; como el famoso caso de Farinelli.
Ante la llegada de las sopranos en el siglo XIX y la condena de la castración se generaliza la aparición de las mujeres en escena. Fidelio de Ludwig van Beethoven presenta la típica comedia de enredos en que la mujer se hace pasar por hombre para estar junto a su amado; Florestán quien ha sido encarcelado mientras que la hija del carcelero se enamora de él (ella). Pero continuando con los personajes homosexuales en las tramas operísticas; esta el rey Gustavo III de Suecia como protagonista de Un ballo in maschera de Giuseppe Verdi; aunque de nuevo no es un dato que aparezca en el texto, producciones contemporáneas han introducido sutilmente este elemento. Otro caso sorprendente es el David y Jonathan de Marc Antonine Charpetier en el que a pesar de los esfuerzos por ocultar el cariz de la relación entre ellos; esta permanece y resulta evidente.
Otro caso interesante es Boris Godunov de Modesto Mussorgsky compositor que al parecer no llegó a asumir su homosexualidad pero que retrata en su ópera un ambiente homosocial con un desprecio olímpico del deseo homosexual. En las obras de Wagner – ¡largìsìsìsìssimas¡ de cinco horas cada una – también se encuentran relaciones homosociales similares y en algunos casos se han tratado de reinterpretarlas desde el punto de vista de la homosexualidad o la ambigüedad sexual. Ya para el siglo XX, la ópera sale lentamente del clóset a la vez que, paradójicamente, pierde algunos de los elementos que atraían a los individuos que se identificaban con la homosexualidad oprimida que siempre preferirán los repertorios decimonónicos. En su ópera El rey Roger (1926) el compositor polaco Karol Szymanovski representa el impulso dionisiaco a través de un pastor hindú que inicia una bacanal. En Lulú (1930) de Alban Berg basada en la obra “La Caja de Pandora” La condesa Geschwitz le hace una declaración de amor a Lulú, además de que esta relación esta muy presente dentro de la obra y se menciona que tiene mucho, que ver con el lesbianismo de la hermana de Berg.
Sir Benjamín Britten afamado compositor abiertamente gay y marido del tenor Peter Pears escribió la música para las óperas: Muerte en Venecia, Otra vuelta de tuerca, Billy Budd y Peter Grimes obras evidentemente homoèroticas y evidentes para quien quiera verlas; tanto así que mucha gente se preguntaban el cuando dejaría Britten de escribir óperas protagonizadas por muchachos. En las tres primeras obras mencionadas son versiones de textos escritos originalmente por autores gay y Britten jamás rehuye el homoerotismo es más explora desde perspectivas diferentes y en distintos grados el amor homosexual. Además, Britten musicalizó series de poemas de Miguel Ángel y de Arthur Rimbaud. Del otro lado tendríamos a Richard Strauss quien basado en el drama homónimo de Oscar Wilde musicalizó Salomè obra bellísima que fue montada hace poco con estenografía de Rafael Cauduro pintor mexicano muy, muy interesante.
En el entorno hispánico Doña Juana haría mención de Bomarzo (1967) del compositor argentino Alberto Ginasterra basa en la novela de Manuel Mújica Laínez. De antemano Su Rebosante Majestad se disculpa si faltan obras y compositores; ella promete dedicarse más al tema y asistir a todas sus clases de apreciación musical con el buenerrimo de Juan Arturo Brennan, esperándolos ver en las próximas temporadas de ópera (¡No sean marras!) los deja cantando un fragmento de Lascia ch’lo pianga: Deja, que llore mi cruel suerte/ y que suspire por la libertad /el dolor embarga /este sufrir, y de mis martirios /ten piedad /Deja que llore...

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