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(...) alrededor del año 1970 los castristas abandonaron el fútil genocidio gay, trocado en simple homofobia institucionalizada. Entre las hipótesis sobre esta obsesión, el malestar de Fidel por la supuesta homosexualidad de su hermano Raúl, conocido en ambientes entendidos como «La China». La primera autocrítica vino del ministro de Exteriores Pérez Roque, quien en sus declaraciones de 1994 a la prensa norteamericana admitió errores. Sin embargo, la persecución prosiguió, y en 1998 se produjo la célebre redada policial conocida como El Periquitón. Como en Cuba no se permiten bares gays u homófilos, la gente organiza fiestas clandestinas.
(...) alrededor del año 1970 los castristas abandonaron el fútil genocidio gay, trocado en simple homofobia institucionalizada. Entre las hipótesis sobre esta obsesión, el malestar de Fidel por la supuesta homosexualidad de su hermano Raúl, conocido en ambientes entendidos como «La China». La primera autocrítica vino del ministro de Exteriores Pérez Roque, quien en sus declaraciones de 1994 a la prensa norteamericana admitió errores. Sin embargo, la persecución prosiguió, y en 1998 se produjo la célebre redada policial conocida como El Periquitón. Como en Cuba no se permiten bares gays u homófilos, la gente organiza fiestas clandestinas.
La mejor de ellas, llamada El Periquito, fue asaltada por la seguridad del Estado. Los participantes extranjeros tuvieron que abandonar la isla de forma inmediata. Los cubanos sufrieron castigos que oscilaron entre la multa y dos años en prisión. Tampoco existen en la actualidad locales «de ambiente» en la isla. Lo más parecido a eso fue la cafetería FIAT del Malecón, cerrada y reabierta, aunque sus gerentes actuales expulsan a los sospechosos de homosexualismo.
Otra modalidad de acoso son las «recogidas de la mariposa»: una vez a la semana la Policía se dedicaba a arrestar a cualquier hombre que considerase sospechoso de homosexualidad. El desafortunado es llevado a comisaría, y liberado sin cargos tras varias horas. Sin embargo, el registro de los datos del presunto infractor hace sospechar de la existencia de listas negras. Este hecho no parece preocupar al movimiento gay español, más interesado en organizar campañas de apostasía entre los católicos que en solidarizarse con los cubanos. En los últimos años la represión explícita ha disminuido, aunque los interrogatorios, los traslados a comisaría y los insultos en los medios de comunicación prosiguen. (…)
Μe pusieron al corriente de un hecho que tuvo gran repercusión en la prensa internacional, pero que en Cuba pasó inadvertido. Sucedió el pasado 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia. Mariela Castro, hija de Raúl y directora del Centro Nacional de Educación Sexual, organizó la proyección de la película de temática lésbica «Boys Don’t Cry». Uno de los aproximadamente cuarenta asistentes me contó que hubo protestas contra la homofobia del régimen y denuncias de abusos, a los que Mariela respondió con frases del tipo: «¿No creen que hace un poco de calor?». Al final, la líder prometió trabajar en pro de la igualdad de derechos.
Μe pusieron al corriente de un hecho que tuvo gran repercusión en la prensa internacional, pero que en Cuba pasó inadvertido. Sucedió el pasado 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia. Mariela Castro, hija de Raúl y directora del Centro Nacional de Educación Sexual, organizó la proyección de la película de temática lésbica «Boys Don’t Cry». Uno de los aproximadamente cuarenta asistentes me contó que hubo protestas contra la homofobia del régimen y denuncias de abusos, a los que Mariela respondió con frases del tipo: «¿No creen que hace un poco de calor?». Al final, la líder prometió trabajar en pro de la igualdad de derechos.
Mientras tanto, los homosexuales cubanos siguen bajo libertad vigilada y a merced de las supuestas buenas intenciones de la hija de Raúl y a la desgana de las fuerzas de seguridad. No obstante, a veces uno se topa con grupos de jóvenes gays paseando o revoloteando por el centro de la ciudad. Cabeza alta y quintales de dignidad frente a las riadas de insultos y los frecuentes requerimientos de las autoridades. (...)
του Luis Margol (La Razón 26-8-07)
του Luis Margol (La Razón 26-8-07)
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