JOSÉ IGNACIO PICHARDO ANTROPÓLOGO DEL COLECTIVO DE GAYS Y LESBIANAS DE MADRID. ACABA DE SER VÍCTIMA DE UNA AGRESIÓN HOMÓFOBA
«Los hombres son más homófobos que las mujeres»
José Ignacio Pichardo apuesta por la educación para paliar la aversión hacia las personas homosexuales «Un grupo de chicos me dio un botellazo y una paliza»
MARÍA JOSÉ TORREJÓN/CÁCERES (HOY, 27-11-2006)
En la frente y la nariz de José Ignacio Pichardo (Madrid, 1971) aún se pueden apreciar las secuelas físicas de la agresión que sufrió hace apenas una semana. Un grupo de jóvenes le rompió una botella en la cabeza cuando paseaba junto a su pareja. Fue en la estación madrileña de Príncipe Pío, a las diez y media de la noche. José Ignacio es antropólogo del equipo educativo del Colectivo de Gays y Lesbianas de Madrid (Cogam). Ayer expuso las conclusiones extraídas del estudio 'Homofobia en el sistema educativo', desarrollado por Cogam y la Universidad Autónoma de Madrid, en el seminario titulado 'Bullying homofóbico. Acoso y maltrato en el aula por motivos de diversidad afectivo sexual'. El encuentro, que se celebró en el Hotel Ágora de Cáceres, está organizado por la Fundación Triángulo de Extremadura y se enmarca en el seno de la Escuela de Otoño.
«Los hombres son más homófobos que las mujeres»
José Ignacio Pichardo apuesta por la educación para paliar la aversión hacia las personas homosexuales «Un grupo de chicos me dio un botellazo y una paliza»
MARÍA JOSÉ TORREJÓN/CÁCERES (HOY, 27-11-2006)
En la frente y la nariz de José Ignacio Pichardo (Madrid, 1971) aún se pueden apreciar las secuelas físicas de la agresión que sufrió hace apenas una semana. Un grupo de jóvenes le rompió una botella en la cabeza cuando paseaba junto a su pareja. Fue en la estación madrileña de Príncipe Pío, a las diez y media de la noche. José Ignacio es antropólogo del equipo educativo del Colectivo de Gays y Lesbianas de Madrid (Cogam). Ayer expuso las conclusiones extraídas del estudio 'Homofobia en el sistema educativo', desarrollado por Cogam y la Universidad Autónoma de Madrid, en el seminario titulado 'Bullying homofóbico. Acoso y maltrato en el aula por motivos de diversidad afectivo sexual'. El encuentro, que se celebró en el Hotel Ágora de Cáceres, está organizado por la Fundación Triángulo de Extremadura y se enmarca en el seno de la Escuela de Otoño.
-Parece que el 'bullying' es un fenómeno de ahora por su repercusión en los medios de comunicación. Pero el acoso escolar no es una cuestión novedosa, ¿no?-Es un fenómeno que siempre ha existido. Lo que pasa es que ahora se está denunciando más y está saliendo más en los medios. Y hasta ahora, cuando salía en los medios, se silenciaban los casos que eran acoso por homofobia.
-Ha venido a Cáceres para contar su experiencia en primera persona. Ha sido víctima recientemente de una agresión homófoba.
-Yo creo que cualquier persona que es homosexual ha sufrido homofobia o sabe que la puede sufrir. Lo que a mí me ha pasado ha sido un paso más allá. Ha sido una agresión física. Me dieron un botellazo y una paliza. Las consecuencias físicas podrían haber sido peores. Fue en la calle. Y eran chicos normales y corrientes. Se suele asociar este tipo de agresiones a skin-heads, neonazis, pijos o inmigrantes... Siempre nos gusta creer que son los otros, pero en realidad eran chicos normales y corrientes, como pueden ser tus vecinos o cualquier alumno. Por esto es muy importante el tema de la educación. Es una actitud violenta y creo que nosotros no tenemos que responder con violencia, sino con la razón y la educación. Se trata de educar a nuestros adolescentes y explicarles que hay mucha diversidad de personas, que no todos somos iguales, que hay diferentes formas de amar y que eso no significa que tengas derecho a pegar a otra persona que sea distinta a ti. Pero esto no se puede hacer en el colegio porque en el colegio no se habla de homosexualidad nunca. Y es algo importante explicar que hay diferentes tipos de familias y demás. Ahora estamos en un momento complicado porque parecía que la asignatura de Educación para la Ciudadanía iba a incorporar estos valores. Pero, curiosamente, hay una presión muy grande por parte de la jerarquía católica para que no se incluya esta asignatura y se siga sin hablar de que todas las personas, con independencia de su sexualidad, deben ser respetadas. Esto es lo que no se entiende. Si el mensaje de Jesús es el amor, ¿cómo hay gente que todavía fomenta el odio?
-Expondrá a un grupo de universitarios los resultados obtenidos en una investigación sobre homofobia en las aulas.
-Vamos a hablar sobre la especificidad de la violencia homófoba en el aula y cómo se puede trabajar esto. Sobre todo, en la idea de que en cada aula hay, probablemente, un chico que es gay o una chica que es lesbiana. Los profesores tienden a hablar como si todos fueran heterosexuales. La violencia homófoba no sólo la sufren las personas homosexuales, sino también todos los chicos que se salen de los roles que se esperan de un chico. Se les va a llamar maricón, se les va a insultar y todo lo que viene detrás.
-¿Le ha tocado escuchar estos insultos con frecuencia?
-Sí, aunque no fueran dirigidos contra mí personalmente. Y ahora que hemos estado haciendo la investigación te das cuenta de que sigue existiendo. Hay una cosa muy curiosa y es que se da, sobre todo, por parte de los varones. En este sentido, los hombres son más homófobos que las mujeres. Son más dados a utilizar la palabra maricón como insulto y a tener actitudes homófobas.
-¿Las marcas que luce en su rostro son las secuelas de la agresión?
-Sí. Fue hace una semana.-¿Está la sociedad preparada, a su juicio, para tratar en condiciones de igualdad a heterosexuales y homosexuales o actos como estos vienen a demostrar lo contrario?-La mayoría de la sociedad sí. Ese es el problema. La gran mayoría de los estudiantes no son homófobos. La gran mayoría, se ha visto ahora con el matrimonio homosexual, está a favor de la igualdad de derechos. Pero la minoría que está en contra es una minoría que tiene mucho poder. El 20 por ciento de los estudiantes tiene actitudes homófobas. Es muy fuerte que haya un 20 por ciento pero, si lo miras desde el otro lado, el 80 por ciento no lo tiene. Soy optimista porque muchos profesores están trabajando en este tema. Y creo que la jerarquía de la iglesia se dará cuenta, con el tiempo, de que no puede fomentar el odio hacia ningún ser humano.
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