Βισκόντι - Τζεφιρέλι
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Zeffirelli airea su idilio con Visconti en sus memorias
El cineasta italiano, director de Aida, sale del armario a los 83 años.
11/12/2006 ROSSEND DOMˆNECH (El Periódico de Aragón)
Los foros de debate de los gais italianos andan revueltos desde hace unos días a causa de la Autobiografía de Franco Zeffirelli (Mondadori), un mamotreto de 540 páginas. Muchos participantes le echan en cara al cineasta italiano que ha puesto en escena obras de Verdi y Shakespeare que solo ahora, a sus 83 años, haya salido del armario para confesar, entre otras cosas, que vivió un gran amor con Luchino Visconti.
En internet se pueden leer frases así: "Recuerdo cuando Zeffirelli salía en la tele, él, católico creyente, homófobo, hipócrita lameculos, a recitar la parte del pelma heterosexual conformista", decía un visitante de www.gay.tv. "No le aprecio, porque es una persona que habiéndolo obtenido todo de la vida, nunca ha ayudado a quienes combatían por sus derechos y dignidad. Sin embargo, no puedo dejar de admirar al artista que tanto ha hecho por la cultura clásica italiana", decía otro.
El texto ha salido a la venta coincidiendo casi con la inauguración, el jueves, de la temporada de La Scala de Milán con la puesta en escena por parte de Zeffirelli de la ópera Aida, de Verdi.
En una sorprendente confesión, Zeffirelli cuenta su desvirgue sexual cuando, de joven, un fraile de una parroquia de Florencia le besuqueó. "Después de haber satisfecho su deseo inconfesable con el simple contacto del cuerpo, se relajó", escribe el exsenador por los conservadores.
Pese a lo explícito del relato, Zeffirelli explica que ha sido "siempre discreto en su sexualidad", y recuerda que "solo 10 años atrás" admitió en San Francisco que había tenido "experiencias con hombres". "Soy homosexual, pero no gay, porque es una palabra que odio, por ofensiva y obscena", explica Zeffirelli.
Sobre su relación con Visconti, afirma que Anna Magnani le advirtió de que Luchino era "una serpiente". Sin embargo, para Zeffirelli era su "modelo de todo lo que de verdad contaba". Gracias a Visconti se le abrieron las puertas de Cocteau, Marais y Coco Chanel en París.
En la partida de nacimiento de Zeffirelli ponía que era hijo de NN. Su madre, Adelaida Garosi, era sastre para la gente bien de Florencia. Estaba casada, pero se enamoró de un comerciante de tejidos, del que se quedó preñada. Naturalmente, se armó un escándalo. "¡Bastardito!", le llamaban a Zeffirelli en la escuela. En el acta de nacimiento, el apellido del escolar había sufrido un cambio por un error. Adelaida quiso ponerle Zeffiretti, pero el funcionario hizo unas tes tan estilizadas que pasaron por eles, y así quedaron.
La afición por la ópera surgió cuando a los 11 años le llevaron a ver Valkiria, "una historia de amor y poder relatada de manera que hasta un chico podía entenderla", escribe Zeffirelli. También le influyó Maria Callas, de la que expresa cierto enamoramiento: "El mundo de la lírica se divide entre un antes y un después de ella. Para hacerla volver a cantar fui hasta Escorpios, en casa del horrible Onassis, que en una excursión, intentó seducirme".
El cineasta italiano, director de Aida, sale del armario a los 83 años.
11/12/2006 ROSSEND DOMˆNECH (El Periódico de Aragón)
Los foros de debate de los gais italianos andan revueltos desde hace unos días a causa de la Autobiografía de Franco Zeffirelli (Mondadori), un mamotreto de 540 páginas. Muchos participantes le echan en cara al cineasta italiano que ha puesto en escena obras de Verdi y Shakespeare que solo ahora, a sus 83 años, haya salido del armario para confesar, entre otras cosas, que vivió un gran amor con Luchino Visconti.
En internet se pueden leer frases así: "Recuerdo cuando Zeffirelli salía en la tele, él, católico creyente, homófobo, hipócrita lameculos, a recitar la parte del pelma heterosexual conformista", decía un visitante de www.gay.tv. "No le aprecio, porque es una persona que habiéndolo obtenido todo de la vida, nunca ha ayudado a quienes combatían por sus derechos y dignidad. Sin embargo, no puedo dejar de admirar al artista que tanto ha hecho por la cultura clásica italiana", decía otro.
El texto ha salido a la venta coincidiendo casi con la inauguración, el jueves, de la temporada de La Scala de Milán con la puesta en escena por parte de Zeffirelli de la ópera Aida, de Verdi.
En una sorprendente confesión, Zeffirelli cuenta su desvirgue sexual cuando, de joven, un fraile de una parroquia de Florencia le besuqueó. "Después de haber satisfecho su deseo inconfesable con el simple contacto del cuerpo, se relajó", escribe el exsenador por los conservadores.
Pese a lo explícito del relato, Zeffirelli explica que ha sido "siempre discreto en su sexualidad", y recuerda que "solo 10 años atrás" admitió en San Francisco que había tenido "experiencias con hombres". "Soy homosexual, pero no gay, porque es una palabra que odio, por ofensiva y obscena", explica Zeffirelli.
Sobre su relación con Visconti, afirma que Anna Magnani le advirtió de que Luchino era "una serpiente". Sin embargo, para Zeffirelli era su "modelo de todo lo que de verdad contaba". Gracias a Visconti se le abrieron las puertas de Cocteau, Marais y Coco Chanel en París.
En la partida de nacimiento de Zeffirelli ponía que era hijo de NN. Su madre, Adelaida Garosi, era sastre para la gente bien de Florencia. Estaba casada, pero se enamoró de un comerciante de tejidos, del que se quedó preñada. Naturalmente, se armó un escándalo. "¡Bastardito!", le llamaban a Zeffirelli en la escuela. En el acta de nacimiento, el apellido del escolar había sufrido un cambio por un error. Adelaida quiso ponerle Zeffiretti, pero el funcionario hizo unas tes tan estilizadas que pasaron por eles, y así quedaron.
La afición por la ópera surgió cuando a los 11 años le llevaron a ver Valkiria, "una historia de amor y poder relatada de manera que hasta un chico podía entenderla", escribe Zeffirelli. También le influyó Maria Callas, de la que expresa cierto enamoramiento: "El mundo de la lírica se divide entre un antes y un después de ella. Para hacerla volver a cantar fui hasta Escorpios, en casa del horrible Onassis, que en una excursión, intentó seducirme".
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